El tradicional Clericó


El clericó está pasando al olvido: tantos champagnes, espumantes saborizados, martinis y cosmopolitan lo han desplazado a un lugar "de cuarta". Pero es una excelente opción para las reuniones de verano, muy refrescante y delicioso. Claro, que si lo hacemos con los restos de la ensalada de frutas y cuanto fondo de bebida quedó en las botellas, no lograremos un producto de calidad.
La próxima vez que organices una reunión, digamos a la tardecita, junto con la cerveza intentá preparar una linda jarra de clericó y vas a tener el éxito asegurado:
1) Elegí una linda jarra transparente (vidrio o cristal). Si intentása servir un clericó en un tupperware vas a recibir muchos -No, gracias!
2) Seleccioná frutas maduras, pero no pasadas, porque se van a desarmar, desmereciendo el resultado. No es necesario que las pongas tooodas. Elegí unas tres o cuatro que de verdad te gusten. Consejo: No uses frutas en almibar, por favor! Las cerezas no suman mucho sabor, pero se ven hermosas, igual que las rodajas de kiwi.
3) Tradicionalmente la fruta se corta en cubitos, pero lograremos un mejor efecto si cortamos los duraznos en cuartos, al igual que las ciruelas grandes (ojo que las ciruelas remolacha tiñen toda la bebida), los damascos los cortamos a la mitad, los kiwis en rodajas (o media rodaja), las manzanas en cuartos y luego en fetas (si le dejás la cáscara, mejor). Podemos agregar unas rodajas de naranja, que no se servirán, pero agregarán sabor y vista. En fin, nos esmeraremos en la presentación.
4) Cuando tengamos 1/4 a 1/3 de la jarra llena de frutas, perfumamos con una copita de cointreau, u otro licor de frutas y unas hojitas de menta fresca.
5) A continuación agregamos la bebida elejida: champagne, algún vino blanco, un rosado fresco, o si te gusta, una buena sidra. NO agregues azucar (se la pondrías a tu copa de vino?). Queremos disfrutar del sabor de la bebida, no enmascararla.
6) Dejamos reposar en la heladera una o dos horas, hasta que esté bien frío. No lo prepares con mucha anticipación, no queremos que el azucar natural de las frutas se transforme en alcohol.
Lo vamos a servir en vasos de trago largo o corto, con una cucharita (larga o corta) para comer la fruta.
Otra linda opción es hacerlo con una sola fruta (no será clericó; no sé cómo se llamaría): ananá con champagne, duraznos o damascos no muy maduros con vino blanco seco, o ciruelas (con algunos carozos, con un rico rosado)

Esta imagen no es mía, pero no pude encontrar al dueño para mencionarlo

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